“Podría hacerse un informativo entero sólo con las redes sociales de los futbolistas”

ENTREVISTA a Quim Domenech, periodista y tertuliano en “Jugones” de La Sexta y subdirector de “El Chiringuito de Jugones” en Mega

Justo antes de atender a la entrevista, un chaval de unos 17 años reconoce a Quim por la calle y le felicita por el éxito de “Jugones”. Aprovecha para preguntarle si van a fichar a Arbeloa en el programa. La misma pregunta le ha llegado una y otra vez a través de las redes, escrita por internautas que no han tenido la suerte de cruzarse con él físicamente pero a los que canales como Twitter han acercado considerablemente a quienes ven cada noche a través de la pantalla de su televisor…

-Quim, ¿cómo crees que el periodismo ha cambiado gracias a las redes sociales?

Hay un antes y un después, sin duda. Con las redes sociales estamos ante un nuevo periodismo. A día de hoy el principal problema es que en la carrera no se enseña a los nuevos profesionales a utilizar las redes sociales, cuando creo que la gestión y el uso de estas plataformas es algo fundamental para el periodista.

Son herramientas primordiales no sólo para acceder a la información sino también para saber gestionarla y para saber crear tu propia marca. A día de hoy la gente busca más al periodista que al medio en el que trabajan, por su propio nombre. Es fundamental que sepamos dominar y controlar las redes sociales pero no se están enseñando lo suficiente en las facultades y los estudiantes tienen que ser autodidactas, aprendiendo ellos mismos para adaptarse a este nuevo periodismo.

-¿Cuáles serían los rasgos más positivos y negativos de ese nuevo periodismo?

La inmediatez es positiva, porque accedes a la información al momento y todo el mundo puede saber lo que pasa ahora mismo gracias a las redes sociales. Para eso Twitter conecta con el mundo de una forma espectacular y eso es bueno, pero si el periodista se precipita y tiene el ansia de publicar sin contrastar, de retuitear lo primero que v,e puede cometer un error. La inmediatez tiene el riesgo de publicar o entrar a valorar algo sin haber contrastado bien. Cuando vas a publicar un tuit la propia plataforma te pregunta “¿qué está pasando?”. Es el ahora lo que prima.

Además, las redes sociales te conectan con la gente. El periodista ya no vive en un púlpito, ya no da su opinión mientras todo el mundo le escucha desde el otro lado de la radio o la televisión sin rebatirle. El público ahora te puede contestar, te puede rebatir, te puede retratar si has dado una opinión errónea o hace años decías algo contrario… Eso creo que nos debería hacer mejores periodistas y servir para darnos cuenta de que hay ciudadanos que a veces argumentan mejor que algunos opinadores y otros que acercan mejor la información que algunos medios.

-¿A quién debemos seguir en las redes?

A las personas adecuadas. A veces no es un medio de comunicación, sino una persona que aporta contenido de calidad y te ayuda a hacer esa interpretación de los hechos que debe hacer el periodista.

Twitter nos ayuda a crear opinión. Ante un hecho, que ya te lo están contando los medios, en Twitter buscas la gente lo está interpretando. Lo hemos visto con los recientes atentados de Barcelona. En Twitter te enterabas antes que en ningún sitio de las informaciones de las fuentes oficiales, como con los mossos; los medios contaban las últimas noticias, pero luego había un debate interno con lo que le preocupaba realmente a la gente, si debían o no publicarse las fotos, muestras de solidaridad o de odio… Se mezcla todo, pero ayuda a interpretar lo que está ocurriendo.

Dime cómo tuiteas y te diré quién eres… y esto vale también para el resto de redes sociales

-¿Pero cómo hacemos para seleccionar la información que nos aporta valor?

Esa es la clave. Hay tanto volumen de información que el nuevo periodista tiene que saber filtrar lo importante, jerarquizarlo y saber interpretarlo. Y todo ello sin olvidar buscar su sello personal, porque como decía cada vez ganan más peso las “marcas” que son los periodistas que interpretan la información.

-Esas marcas fuertes de los periodistas… ¿serían algo positivo o negativo para sus medios?

Es complicado, es difícil para el periodista encontrar el equilibrio en sus redes sociales. Yo trabajo para “Jugones” de La Sexta y para “El Chiringuito” de Mega, todo lo que publico en las redes sociales es mío, es mi marca, pero trabajo en esos programas y seguramente no estaría donde estoy si no es gracias a la visibilidad que me han dado. Por eso trato de buscar el equilibrio entre lo que significa trabajar esos medios y lo que es mi opinión y mi marca personal, para a través de mis redes potenciar los programas para los que trabajo sin descuidar que estoy dando visibilidad a mi marca y mi perfil. Hay que encontrar un equilibrio para retroalimientar medio y marca. Si eso se sabe cuidar, es positivo para los dos… en definitiva estamos en una época también de cambio en la forma en que siempre se ha entendido la relación medio- periodista

-Al final todo es cuestión de sentido común…

Si, es sentido común. Todo el mundo sabe en el medio en el que trabaja. No puedes criticar la línea editorial de tu medio, por ejemplo… y hay quienes lo han hecho porque en el fondo todos somos muy nuevos en esto de las redes sociales. Tampoco es lo mismo a lo que se enfrenta un periodista de tecnología, que uno de política o uno de deportes… la gente es muy pasional, trata de corregirte y hay quienes no aceptan bien las críticas. En redes sociales debemos estar preparados para recibir todo tipo de palos.

-Siempre se recomienda no tuitear ni de política, ni de religión ni de fútbol pero, en tu caso, es imposible lo tercero

Yo intento mojarme en las redes pero siempre no ofender, ser muy respetuoso e intentar distanciarme un poco de las coas. En el periodismo deportivo algo está cambiando. Hace unos años parecía imposible decir de qué equipo eras, pero yo creo que es positivo que la gente lo sepa.

Pero ahora, cartas descubiertas, tienes que ser natural. Las redes sociales nos muestran tal y como somos, es el “dime cómo tuiteas y te diré como eres” y esto vale para otras redes sociales. Yo soy del Barça y no me voy a esconder. Cuando me tenga q meter con el Madrid me meteré, y si tengo que criticar al Barça lo haré y la gente lo valorará porque la crítica además viene de un seguidor del Barça.

-¿Se está aprovechando todo el potencial de las redes sociales en televisión?

En eso “El Chiringuito” ha sido pionero. Gracias a la integración de las redes sociales el programa se cuela cada noche en los trending topics: damos voz al espectador, subimos vídeos con fragmentos del programa a Twitter y a Facebook, hacemos vídeo en directo desde la trastienda en Instagram y Facebook Live, subimos lo que no se ve del programa a un canal específico en YouTube…Intentamos que las redes estén muy presentes y que el programa tenga continuidad 24 horas al día en ellas. Así siempre estará vivo.

Es increíble cómo afectan. El miércoles pasado hicimos un datazo del 7,5% de audiencia, en TDT, y en parte fue gracias a las redes. A eso de las 7 de la tarde los jugadores del Barça subieron unas fotos a Instagram con Neymar… muchos se enteraron por las redes y luego dijeron: voy a ver qué dicen en la tele. Ahora el flujo se invierte: la gente está informada por las redes y luego van a buscarte para ver qué les ofreces.

-Pero todavía hay medios que ven las redes sociales como un enemigo…

La gente no entiende que a veces la viralidad de un vídeo es lo que hace que se conozca tu programa. Por ejemplo, tengo amigos que no tienen Movistar pero que se ven todos los vídeos de la sección de Berto Romero en YouTube y a través de eso saben que Buenafuente sigue haciendo televisión.

-¿Cómo medís la audiencia social en vuestro programa?

-No tenemos un medidor exacto, sinceramente. Sí que analizamos lo más leído en la web, lo más comentado en los principales portales deportivos, sabemos qué vídeos tienen más repercusión… pero sobre todo, pulsamos la conversación y de lo que se habla en las redes sociales. La época del periodista que soltaba su mensaje sin saber qué le interesaba a la gente se ha acabado. Hay que saber de qué se habla en el bar, y eso te lo da Twitter. No es un medidor exacto, pero sí es un buen barómetro.

-Que los jugadores tengan voz propia en Twitter es un quebradero de cabeza para los clubs y una bendición para los periodistas, imagino…

Algunos periodistas deportivos más clásicos decían que es iba a ser el fin de los medios, que los futbolistas ya no nos iban a necesitar. Pero, al contrario, es una gran noticia. Que los futbolistas tengan sus redes sociales supone que cuando quieren comunicar algo tienen su propio canal. Da igual que no necesitan al periodista, porque ya les hará falta cuando quieran interpretar una información o conceder una entrevista.

Gracias a las redes nos acercan su vida, sabemos lo que hacen y generan noticias, eso es fantástico. Se podrían hacer informativos enteros fijándonos sólo en las redes sociales de los jugadores. Pero también hay que saber filtrar. A mí no me interesa una foto del jardín de su casa, pero si sube tres imágenes con un jugador en concreto, ya sabes que tienen una buena relación, o si manda un mensaje enigmático por las redes pues levantas el teléfono y le preguntas… lo mismo consigues una información interesante.

Las redes te dan mucha información y quien dice que eso es malo para el periodismo lo asegura porque ha vivido muchos años de forma cómoda sin ellas  y ahora hay que estar conectado constantemente y eso quizá no les gusta.

Las redes sociales han bajado al periodista del púlpito en el que se encontraba

-¿Y qué pasa si metemos la pata en las redes sociales?

Si quieres no quedar mal nunca lo tienes muy fácil: no publiques nada. Hay quien se esfuerza en hacer tuits lo más informativos posible, pero para eso la gente ya tiene los medios. Si quieres mojarte o aportar un valor añadido tienes que asumir que en cualquier momento puedes meter la pata o te pueden criticar. El grado en que eso ocurra irá en función de tu rigor y tu labor periodística. Si publicas sin contrastar a lo loco y no mides las consecuencias, las redes se volverán en tu contra seguro. Pero si tienes rigor y la buena praxis del periodismo la aplicas a un tuit, tienes menos opciones de quedar mal delante de tu audiencia.

-Personalmente, ¿tú cómo las utilizas?

Soy muy de Twitter. Creo que es la principal red para los periodistas porque accedes a la información rápidamente y por su inmediatez. Paso mucho tiempo en ella para informarme o para dar mi opinión, para contar una información o para anunciar, por ejemplo, a qué hora empezamos “El Chiringuito”.

En Facebook tengo una fanpage y al menos una vez por semana trato de subir un vídeo de un minuto, con mi opinión sobre algún tema relevante. También publico los artículos que escribo e intento interactuar con quienes me mandan mensajes.

Últimamente también utilizo Instagram. Me gustaría tener más tiempo para subir fotos chulas porque, aunque es la red del postureo por excelencia, está creciendo muchísimo. Suelo hacer por ejemplo Instagram Live cuando estoy en casa viendo el programa, para estar en contacto con la gente, hablar con ellos… Lo utilizo como herramienta para cuidar mi marca.

Hay gente que sube a YouTube los vídeos que publico en Facebook, pero yo no tengo canal propio.  Tengo la sensación de que aún dedico poco tiempo a las redes, y mal hecho, porque si al final un día te echan de los medios lo que te queda es tu marca personal y tus redes sociales… Aunque bueno, tampoco son nuestras. Nuestros seguidores no son nuestros, son de Twitter, Facebook… y si un día cambian y quieren cobrarnos un euro por cada seguidor, nos tendremos que callar…

-¿Cómo es tu relación con los seguidores?

Muchas veces me he planteado que alguien me ayudase a contestar a todas las menciones que me mandan porque me parece mal que la gente que invierte 20 segundos en mandar un tuit no reciba respuesta. Está mal hecho y debería contestar a todos, pero no doy a basto. En el úultimo tuit que he mandado mientras venías [mira su móvil] tengo 91 comentarios. En Facebook, el último vídeo publicado tiene 884 comentarios. No puedo contestar a todos ni leer todo lo que me escriben y me da rabia. Pero si tuviera una persona dedicada a eso no me llegaría, y tampoco quiero engañar, no sería yo.

-Algún troll tendrás entre tanto seguidor…

Los hay, pero no pasa nada. Si alguien falta al respeto, insulta… bloqueo. Hace mucho que no me pasa y, al final, con los trolls, me rio, no me provocan ningún tipo de cambio en el estado de ánimo. Por suerte no me afecta, que conozco a gente a la que si, que no están preparados para asumir una crítica o comentario en Twitter y lo pasan mal. A mí me preocupa más una crítica de alguien con nombre y apellidos que la de un perfil anónimo.

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